Por Camaleón
En una ocasión anterior, hubo aplausos para la iluminación del muro aún existente de los cimientos de la antigua Catedral. Y no era para menos: se trata de un símbolo que va más allá del sentimiento religioso.
Ese muro representa el coraje de nuestros ancestros, su espíritu de trabajo duro —firme como la roca—, su visión de futuro y su granítico amor por el progreso. Al mismo tiempo, confronta a las generaciones actuales, muchas veces tan plásticas, tan superficiales, tan frágiles y con horizontes tan cortos.
La historia de los pueblos ha exaltado muros célebres: el llamado Muro de los Lamentos en Jerusalén, la Gran Muralla China, el Muro de Berlín. En esa misma línea, el gran muro que permanece de la Catedral de Sonsón no es de menor importancia. Está llamado a ser querido, renovado y engalanado.