Por Martha Isabel González

“La generosidad no se mide por lo que das, sino por el amor con el que lo entregas”.

¿Qué es la generosidad?

La generosidad es la virtud de dar y compartir nuestros recursos materiales, tiempo y esfuerzos de manera desinteresada, generando una sensación de satisfacción y paz interior.

Es el mejor antídoto contra la codicia y el egoísmo, porque pertenece al corazón: no depende de lo que tienes, sino de lo que eres. Dar sin esperar nada a cambio nos recuerda que la verdadera riqueza no está en lo que acumulamos, sino en lo que compartimos.

La generosidad es un lenguaje universal que trasciende culturas, credos y fronteras, y crea una onda expansiva capaz de cambiar vidas.

Pregunta para ti: ¿Cómo estás contribuyendo a ser generoso hoy?

“No eres lo que tienes… eres lo que das”.

La generosidad nace de lo más profundo de nuestro ser. Das porque reconoces que es un acto de amor, y es tan importante aprender a dar como a recibir. Puede manifestarse en pequeños gestos: tiempo, atención, escucha, apoyo, cariño. Acciones sencillas que, aunque parezcan pequeñas, poseen el poder de transformar tanto a quien recibe como a quien ofrece.


Beneficios de la generosidad

Diversos estudios científicos han demostrado que la generosidad activa las mismas áreas cerebrales que se encienden cuando experimentamos placer. Dar reduce los niveles de estrés, fortalece el sistema inmunológico y aporta bienestar, sentido de propósito y un círculo de abundancia que nutre nuestro interior.

Los beneficios también se extienden al plano social: los gestos generosos fortalecen la confianza, construyen lazos comunitarios y siembran esperanza en medio de la adversidad. Un saludo amable, una palabra de aliento o una mano tendida pueden marcar la diferencia en la vida de alguien que atraviesa un momento difícil. No se requieren grandes recursos; a veces basta con estar presentes y disponibles para los demás.


Una invitación

Hoy te invito a interiorizar la generosidad en tu corazón. Comparte ante la necesidad de otros, reconoce el valor de todos los seres vivos, respeta y cuida la naturaleza y el ambiente. Dar con alegría y recibir con gratitud es una práctica que llena de bendición nuestra vida.

“Todo el bien que haces siempre encuentra la forma de regresar a ti, multiplicado”.


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