Con una inversión de más de $163 millones, esta obra mejora la movilidad, la integración social y la comercialización de productos agrícolas de la comunidad de la vereda Norí.

Centenares de campesinos del municipio de Sonsón, en Antioquia, se reunieron para recibir con emoción e ilusión una obra que simboliza el avance hacia la reparación de sus derechos: 190 metros de placa huella que, aseguran, les permitirá sacar con mayor facilidad sus productos agrícolas a la venta, mejorará su calidad de vida al unir las veredas y aportará en la reparación de sus comunidades afectadas por el conflicto armado.

Tras recorrer las obras de la nueva placa huella, construida en una zona montañosa y sobre lo que antes era una trocha “intransitable y un lodazal”, los habitantes de la vereda Norí aseguraron que se sienten esperanzados tras volver a su territorio luego de haber sido desplazados por cuenta de la violencia.

Esta acción hace parte de los planes de retorno y reubicación de población desplazada que implementa la Unidad para las Víctimas, con el apoyo de la Alcaldía Municipal de Sonsón. La inversión conjunta superó los $163 millones y contó con la participación directa de la comunidad, que aportó mano de obra para la construcción.

Para los campesinos, más que cemento sobre la tierra, esta obra representa el inicio de una nueva etapa. Luego de años marcados por la presencia de grupos armados ilegales, el miedo y la pérdida, hoy hablan de progreso y paz. De territorio minado a vereda ejemplo: así se construye paz en esta comunidad de al menos 500 habitantes de Norí y otras veredas del corregimiento Río Verde de los Henaos.

“Primero llegó el ELN, luego las FARC y las autodefensas”, recuerda Saúl de Jesús López Martínez, líder comunitario y uno de los campesinos que se desplazó hace casi 20 años, cuando él y muchos más no soportaron más los asesinatos, secuestros, agresiones y reclutamiento forzado de los más jóvenes.

Con pesar, relata que “esta era una región donde la guerrilla se apoderó de este territorio, entonces no podíamos vivir tranquilos por la presión y el temor porque a cualquier hora llegaban a la finca a hacer daño. Por eso a muchos nos tocó irnos a otros lugares”.

Otro habitante cuenta que “vivíamos con miedo porque enterraron minas (artefactos explosivos improvisados) en muchas tierras donde la gente no podía entrar”.

Retorno, desminado y resurgimiento

Con el paso de los años, la seguridad mejoró en el Oriente antioqueño y muchas familias pudieron regresar a sus tierras. A través de la resiliencia, comenzaron a recuperar sus viviendas, sus cultivos y su vida cotidiana. Varias veredas fueron intervenidas con procesos de desminado, permitiendo que los territorios pasaran de estar marcados por el peligro a ser escenarios de reconstrucción y esperanza.

Ahora, Saúl recorre contento el nuevo tramo pavimentado junto a adultos que sufrieron el conflicto armado y una nueva generación de niños y adolescentes que viven un presente mejor y proyectan un futuro con más progreso.

“Esta placa huella es un proyecto maravilloso que transforma porque, como campesinos, siempre hemos sufrido mucho por falta de vías. Esto era una trocha acabada, hasta cuatro horas demorábamos para llegar al pueblo y por eso muchas personas se aburrían y se iban porque no podían sacar los productos”, agregó Saúl.

Con el tramo crítico ya pavimentado, el transporte se agilizó y la economía campesina se ha dinamizado. “Los campesinos estamos moviendo mucho la papa, el fríjol, la panela, el café y tanto aguacate que se produce en estas veredas”, dice Gildardo, otro líder social de la comunidad.

Inversión y reparación colectiva

Los planes de retorno y reubicación en Sonsón han beneficiado a más de mil familias, con proyectos agropecuarios (avícolas, frutas y verduras) y dotaciones mobiliarias en veredas como Llanadas, Manzanares Centro y La Paloma.

Entre 2024 y 2025, la Unidad para las Víctimas ha invertido más de $4.300 millones en proyectos agropecuarios e infraestructura como parte de los planes de reparación colectiva, retornos y reubicaciones, y prevención de emergencias en Antioquia. Estas iniciativas benefician a comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas.

“Estamos llegando con medidas de reparación integral concertadas con la población y las víctimas que han retornado para que puedan permanecer en el territorio. Son obras que fortalecen el arraigo y la productividad, y reconstruyen el tejido social dañado por el conflicto armado”, afirmó la directora territorial de la Unidad en Antioquia, Claudia Patricia Vallejo Avendaño.

La funcionaria agregó que la subregión del Oriente antioqueño es una de las más beneficiadas con estos planes, donde “la reparación avanza sobre terreno firme”.

Fuente: Unidad de Víctimas