2. ¿Qué nos importa el problema de los géneros y de las especies? Aquel a quien habla el Verbo Eterno no se preocupa de muchas opiniones. De aquella sola Palabra proceden todas la cosas y todas la cosas proclaman aquella sola Palabra; ella es el principio que continúa hablando a los hombres, sin esa Palabra nadie entiende y nadie juzga rectamente.

Solamente quien siente todas las cosas como si fuera una sola, las lleva hacia la unidad y las ve todas en la unidad, puede poseer la paz interior y vivir en Dios con toda tranquilidad. Oh Dios, tú que eres la misma Verdad, haz que yo sea una sola cosa contigo, en un amor sin fin.

A menudo me canso de leer y oír tantas cuestiones: lo que yo quiero y deseo, únicamente se halla en ti. Callen todos los maestros; enmudezcan ante ti todas las criaturas: tú sólo háblame.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.