“Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado”.
— José de San Martín
Por Martha Isabel González
¿Terminas el día agotado, sin ganas de hacer nada, estresado, cansado o irritable? Es posible que tu mente esté saturada: exceso de información, de actividades, de redes sociales, de pantallas… Todo eso lo llevas contigo en el hogar, el trabajo y en cada cosa que haces a diario.
El 90% de las personas se saturan por estos excesos, bloqueando su capacidad creativa. La corteza prefrontal, que es clave para tomar decisiones y planificar, se desconecta cuando estamos mentalmente sobrecargados.
Vivimos en una sociedad que nos exige demasiado a nivel mental y emocional. Por eso es fundamental mantener el enfoque en tus sueños y objetivos: ellos te darán la fuerza necesaria para enfrentar el agotamiento emocional.
¿Qué es la saturación emocional?
Es un estado de agotamiento físico y emocional crónico. Se manifiesta como cansancio, tensión y una sensación de vacío psicológico y emocional, acompañada de fatiga física, pesadez y la idea de que no puedes seguir adelante.
El agotamiento emocional surge cuando hay un desequilibrio entre lo que das y lo que recibes: en el trabajo, en el hogar, en tu relación de pareja o con tus amistades. Generalmente ocurre en contextos que exigen mucho y donde se hacen grandes sacrificios.
“Lo que consume tu mente, controla tu vida”.
Síntomas de que estás mentalmente agotado
- Ansiedad constante.
- Irritación por cosas pequeñas.
- Falta de motivación.
- Dificultad para dormir o sueño excesivo durante el día.
- Problemas para concentrarte.
- Fallas de memoria o dificultad para pensar con claridad.
¿Cómo superar el agotamiento emocional?
- Identifica tus detonantes: reconoce qué situaciones te están llevando al sobreesfuerzo para poder abordarlas con conciencia.
- Descansa: busca espacios para relajarte y desconectarte. Actividades como estar en la naturaleza, meditar, compartir con seres queridos y dormir bien ayudan significativamente.
- Haz ejercicio físico: el movimiento libera endorfinas, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo.
- Cambia tu actitud ante las obligaciones: deja de lado la obsesión por la perfección o el cumplimiento extremo.
- Jerarquiza tus tareas: clasifícalas entre importantes, impuestas y necesarias.
- Practica la autocompasión: sé más comprensivo y amable contigo mismo.
- Respira y reconéctate: con lo que eres, con lo que deseas.
- Vive el presente: enfócate en el aquí y el ahora.
Un recordatorio importante
Invertir en tu salud mental es un acto de amor propio. Es más importante que tu carrera, el dinero o la opinión de los demás. Si tú estás bien, todo lo demás se acomodará. Cada persona es distinta, con ritmos y necesidades propias.
A veces, solo necesitas descansar. El mundo puede esperar.
Haz una pausa. Cuando te enojes, te canses o te estreses, respira profundamente y agradece.
Recuerda: tú eres la persona más importante de tu vida.