2. Pero, ¿qué hay de exagerado que tú, polvo y nada, te sujetes a un hombre, por amor de Dios, cuando yo, Todopoderoso y Altísimo y Altísimo, que creé todas las las cosas de la nada, humildemente me sometí al hombre por ti? Me hice el más insignificante y el más pequeño de todos para que tú, con mi anonadamiento, vencieras tu soberbia.

Polvo, aprende a obedecer. Tierra y barro, aprende a humillarte y a ponerte bajo los pies de todos. Aprende a quebrantar tus inclinaciones y a someterte en toda circunstancia.

Lea también: Capítulo 13|El súbdito humilde obedece como Cristo

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.