1. Donde quiere que fueres y donde quiera te volvieres, siempre serás un pobre hombre si no te conviertes a Dios. ¿Por qué te afliges cuando no se te da lo que querías y deseabas? ¿Hay quién tenga todas las cosas según las codiciaba su voluntad? Nadie: ni yo, ni tú, ni hombre alguno sobre esta tierra. No hay persona, aunque sea rey o papa, sin tribulación o angustia. ¿Quién poseerá la parte mejor? Sin duda el que puede padecer algo por Dios.

Lea también: Muchas veces es una especie de pobreza espiritual la que se posesiona de nuestro cuerpo miserable

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.