1.Hijo, te es más fácil y seguro esconder la gracia de la piedad que enaltecerte y hablar mucho de ella. Te es más provechoso despreciarte y temer porque se te ha dado sin merecerla, que ensalzarte por poseerla.

No es bueno apegarse demasiado a este sentimiento piadoso porque muy pronto puede cambiarse en otro contrario. Cuando goces de la gracia, piensa cuán miserable y pobre sueles ser sin ella.

El progreso en la vida del espíritu no consiste únicamente en tener alegrías espirituales sino en sufrir su ausencia con humildad, abnegación y paciencia, de manera que el amor por la oración no disminuya, ni de ninguna manera se abandonen las demás obras buenas que por costumbres se han de cumplir.

De buena gana y como mejor puedas y entiendas, haz, por lo tanto, todo lo que está en ti y no te descuides del todo por la sequedad o por la angustia del espíritu que estás experimentando.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.