Pensar que un conflicto bélico que está a cientos de kilómetros puede afectar a Colombia resulta un tanto paradójico y más, cuando creemos que es una situación ajena a nuestro contexto. Sin embargo, lo que para muchos es un simple enfrentamiento, para otros es un gran problema que tiene repercusiones indirectamente, pero de manera significativa en la economía colombiana, que depende en gran medida del comercio exterior.

En tal sentido, es preciso mencionar que cuando se habla de comercio exterior, se hace referencia al intercambio comercial de bienes y servicios que realiza un país con el resto del mundo, por lo tanto, se compone de importaciones o ingreso de mercancías procedentes del exterior, incluso de una zona franca; y de exportaciones, ventas o salida de mercancía del territorio aduanero nacional al resto del mundo o hacia las zonas francas.

Por su parte, Rusia y Ucrania juegan un papel fundamental en el suministro de materias primas para uso industrial y alimenticio a nivel mundial; Rusia es líder en la producción de gas, petróleo, trigo, abonos, fertilizantes, aluminio, níquel, paladio, entre otros, y Ucrania se consolida como gran productor de maíz, trigo, semillas y aceite de girasol. Frente a este panorama, el comercio internacional atraviesa gran incertidumbre, por un lado, los mercados se están reponiendo de los efectos negativos ocasionados por la pandemia, y por el otro, el enfrentamiento entre los Estados mencionados, que ya deja como resultado, alza de los precios de materias primas y productos en el mercado internacional.  

En el escenario colombiano, el impacto se reflejará principalmente en la importación de fertilizantes y abonos; y del otro lado, en la exportación de carne de bovinos, mantequilla, leche y derivados de lácteos. En el primer panorama, el sector más afectado es el agropecuario, ya que del 100% de abonos y fertilizantes importados, el 20% proviene de Rusia, siendo la urea el principal fertilizante adquirido en dicho país; situación que obliga a productores locales a buscar nuevos proveedores para compensar el desabastecimiento, con el agravante de que, aunque pueden proveerse de países como Trinidad y Tobago, China, Estados Unidos, Indonesia, Canadá, y otros, los precios de adquisición serán superiores por efecto de oferta y demanda. A esto se suma que, los fertilizantes tienen una participación entre el 17% y 34% en los costos de producción (según la Sociedad de Agricultores de Colombia), por lo tanto, son susceptibles a las variaciones que se generan en los mercados internacionales, de manera que, si aumentan los costos, los precios de venta también incrementarán, por lo tanto, habrá mayor inflación y, en consecuencia, disminuirá el poder adquisitivo de los consumidores.  

De los demás bienes importados: alambrón de hierro o acero, nitrato de amonio, abonos minerales o químicos, aluminio, trigo, entre otros, Rusia no es representativo para el abastecimiento de nuestro país, sin embargo, puede existir variación en los precios por efectos colaterales que surjan a nivel internacional.

Desde el panorama de las exportaciones, aproximadamente, el 50% de la carne de bovinos, el 75% de la mantequilla y el 17% de lácteos y nata que sale de Colombia, tiene como destino principal el mercado ruso, evidenciando el rol fundamental de dicho país como comprador para los productos locales. Otros productos exportados hacia el país euroasiático y que pueden verse afectados, aunque en menor proporción, son: café (sin tostar ni descafeinar, soluble liofilizado), flores (claveles, rosas, alstroemerias, hortensias, entre otras), bananas o plátanos frescos, azúcar de caña, aguacate hass, entre otros. Ante a este escenario, los exportadores colombianos, están sujetos a la zozobra que ya se vive, y que se complejiza con la expulsión de Rusia de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales, conocido por sus siglas en inglés – SWIFT; sistema usado por entidades financieras para los pagos mundiales; de modo que los bancos nacionales no podrán realizar transacciones, es decir ni recibir, ni realizar pagos correspondientes a transacciones comerciales efectuadas con el país expulsado, por lo tanto, los empresarios colombianos que envíen mercancía hacia dicho destino, se enfrentan ante el inminente riesgo de no pago. 

En cuanto al comercio exterior entre Colombia y Ucrania, que es muy reducido, es importante resaltar que los principales productos que se importan en nuestro país son: alambrón de hierro o acero, trigo, tubos huecos de hierro o acero, minerales de titanio, y demás; y desde Colombia se exporta principalmente: hullas térmicas, bananas o plátanos frescos, café, flores, granadillas, pitahayas, entre otros.

Otro factor que puede causar afectación a la economía colombiana, es el incremento del precio del petróleo a nivel internacional, a razón de que Rusia, como principal productor y exportador de productos petrolíferos en el mundo, tiene dificultades para la comercialización de este, por las sanciones impuestas por Europa y Estados Unidos a causa de la invasión a Ucrania. Situación que aparentemente beneficiaría a nuestro país porque aumenta la demanda de hidrocarburos y en consecuencia los ingresos, por lo tanto, se favorece el recaudo fiscal del Estado, no obstante, este incremento del petróleo afecta no solo el costo de los combustibles, sino de los bienes y servicios que hacen parte de los sectores dependientes del transporte.  

Así las cosas, es preciso estar atentos a los cambios y tendencias que, en materia de comercio internacional vayan surgiendo, pues de ello depende que hagamos una lectura acertada que permita tomar decisiones a tiempo para reducir impactos negativos en nuestra economía.  

Por:

Yeny Paola Duque Castaño

Profesional en Comercio Exterior – Universidad Católica de Oriente

Magister en Logística – Universidad de Medellín