La presencia del caracol gigante africano, Achatina fulica, una especie plaga con gran poder destructivo, es una problemática que se vive en varios departamentos del país y a la que no es ajena la región Cornare, pues actualmente se tienen registros de la existencia de este molusco en los municipios de San Carlos y Cocorná.

Según explica Jairo León Henao Correa, médico veterinario del Grupo Bosques y Biodiversidad de Cornare, la gran problemática con este caracol, es que ocasiona efectos negativos en el ambiente, la salud humana y la economía.

“En lo ambiental, por ser una especie invasora, nos está desplazando las especies nativas y está provocando unas modificaciones a nivel de los distintos ecosistemas, mientras que su contacto con las personas, puede generar problemas de salud al ser agentes transmisores de una serie de enfermedades graves producidas por bacterias, hongos y parásitos y en lo económico, por su poder reproductivo tan amplio, daña los cultivos y los invade rápidamente afectando la producción y la comercialización”, explicó Jairo Henao.

Desde Cornare se trabaja con las comunidades que habitan en las zonas afectadas por la presencia de esta especie, así, por ejemplo, en San Carlos a través de una labor educativa se han realizado talleres, encuentros, foros y se han repartido volantes para que las personas tengan acceso a material educativo, claridad y conocimiento de la problemática que existe con la presencia de este molusco.

Por otro lado, “en Cocorná recientemente se inició el proceso educativo y de sensibilización, ya que el foco es más reciente y la comunidad todavía no está preparada para afrontar esta situación”, precisó nuevamente el médico veterinario de la Corporación.

Jairo Henao indica que se debe tener en cuenta que los municipios que limitan con Cocorná y San Carlos, necesitan establecer barreras naturales y de cuidado para impedir que estos individuos se propaguen en otros lugares. “Se propagan con facilidad, se ubican en cualquier parte, no tienen problema con la alimentación, entonces lo más recomendable cuando vamos a trasladar material vegetal u orgánico, es confirmar que procedan de sitios que garanticen que no hay presencia ni del caracol ni de los huevos”.

Es posible identificar el caracol gigante de otras especies nativas porque son animales que pueden mediar hasta 20 centímetros, tienen una concha cónica estrecha cuyo largo duplica su ancho, y contiene de siete a nueve espirales cuando el caracol está bien desarrollado. La concha es generalmente de color marrón rojizo con algunas manchas verticales de un tono amarillento y termina en una punta nítidamente aguda y la cabeza posee dos pares de antenas, unas cortas y otras largas que portan los ojos en los extremos.

El control mecánico es una de las recomendaciones para la comunidad, en caso de notar la presencia de esta especie y tratar de controlarla, proceso que consiste en recogerlos, llevarlos a un recipiente que contenga agua con cal o sal, dejarlos por un periodo de cinco horas y después proceder a enterrarlos. Esta acción debe hacerse contando con las medidas mínimas de protección, como guantes, caretas y todo aquello que impida tener contacto directo con este caracol.

Es importante que en caso de sospechar de la presencia de esta especie se informe a Cornare al teléfono 5101170 para que los profesionales procedan a verificar la existencia y a tomar las medidas pertinentes.

Fuente: Oficina de Comunicaciones de CORNARE