5. Cristo también fue despreciado en el mundo, y en el momento de mayor necesidad se vio abandonado por amigos y conocidos entre grandes afrentas.

Cristo quiso padecer y ser despreciado, ¿y tú te atreverás a quejarte de algo? Cristo tuvo adversarios y detractores, ¿y tú los quieres tener a todos por adictos y bienhechores? ¿Cómo será coronada tu paciencia si no te sucede ninguna contrariedad? Si no admites ninguna adversidad, ¿cómo serás amigo de Cristo?

Decídete a sufrir con Cristo y por Cristo si quieres reinar un día con él.

Lea también: Tu pensamiento se eleve al altísimo y tu oración se dirija sin cesar a Cristo

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.