El turismo, a través de la historia, ha sido un sector económico fuertemente golpeado desde sus inicios, es decir, desde su primera aparición.

Las guerras, pestes, recesiones económicas, huracanes, terremotos, inundaciones, tsunamis, cambios políticos, caída de las bolsas de cambio, devaluación, problemas de seguridad nacional, etc… un sin numero de situaciones que por siglos se han presentado y que con el paso del tiempo, siempre han golpeado a una industria altamente vulnerable, por ser un sector donde las personas, sus percepciones y sus estados de ánimo son aspectos relevantes para decidir donde, cuando y como viajar, que experiencia desean disfrutar, tiempo de permanencia, acompañantes, servicios a contratar y que destino elegir; todo lo anterior, hace que el turismo sea golpeado fuertemente, casi de muerte, cada vez que existe un acontecimiento extraño.

Sin embargo, nada de lo que ha tenido que vivir desde hace siglos atrás es diferente a lo que hoy, ya se ve venir, una vez más con la pandemia del Coronavirus o COVID-19, que inicia en China a finales del 2019 extendiéndose con una gran rapidez exponencial, que hoy tiene al mundo entero dominado y aislados los unos de los otros. Varios países han tomado medidas económicas en pro de mitigar los efectos negativos que el post Covid-19 dejará al sector y la industria turística mundial.

Analistas importantes auguran una devastadora situación económica mundial y prevén que el turismo se vendrá a pique, causando graves daños al sector prestador de servicios, aerolíneas, hoteles, autobuses y hasta los destinos más importantes y preferentes que viven única y exclusivamente de los viajeros que los visitan durante todo el año, como es el caso de España, México, Centro América, Argentina, Chile, Perú, Brasil, Ecuador y Colombia.

Maribel Rodríguez Gamero, vicepresidenta ejecutiva del WTTC, ha explicado a los medios de comunicación que: «el negocio mundial puede llegar a caer un 25% y que están en riesgo 50 millones de empleos en todo el mundo. De momento, creemos que unas 850.000 personas van a dejar de viajar. Lo que implica que no utilizaran ni medios de transporte, ni hoteles, ni consumirán en bares. Eso puede significar que el negocio en el sector turístico va a descender alrededor de un 25%, algo así, como si consideramos un cierre total de tres meses seguidos de toda la actividad, tanto en turismo de negocios y vacacional”, asegura.

China, el país en el cual más personas hacen turismo en el mundo, son los que por sus permanentes viajes, aportan al sector grande ingresos por ser los turistas que más gastan y pagan por la prestación de servicios de primera línea.

El haber sido el país origen y ser los primeros en padecer ésta pandemia, se convierten a su vez, en ser los primeros turistas en producir «rechazo» frente a una sociedad que por ignorancia y por un tema netamente cultural, por no haber nunca vivido una primera y segunda guerra mundial, no conocer sobre las pestes que a raíz de esas guerras y éxodos de pueblos que huyen de la hambruna y de la muerte migraron de sus territorios, y no saber que muchos de ellos fueron portadores de graves enfermedades que desataron pestes en muchos países europeos y asiáticos donde los organismos de sanidad de la época no le quedaba mas remedio que dar manejo a tantos muertos, incinerándolos y obligando al aislamiento de sus sobrevivientes, algo que desde la época de Cristo ya se hacia con los leprosos y con la llegada de las siete plagas de Egipto; pero estos turistas chinos, hoy, son causa de rechazo y de pánico colectivo en países que ya padecieron en el pasado estas situaciones, que por error no transmitieron la información y conocimiento a sus jóvenes, para que cuando se volviese a dar, ellos entendiesen y aceptasen que es lo único que se puede hacer para controlar y evitar millones de muertes, ante una gran pandemia; y es por ello que en su imaginario no lo desean revivir y los que jamás lo han vivido, les causa estupor, un miedo terrible si saben de que se trata o les parece un chiste sino saben más que seguir la corriente, lo que es absolutamente natural más no debe ser un motivo de señalamientos y estigmatización social, si ya han superado la pandemia y no han sido los mas altos índices de mortalidad de millones y millones de personas, a causa de esta peste moderna.

China, sufrirá como el sector turístico, una gran crisis y hasta un gran rechazo por parte de quienes aun no poseen el conocimiento de como superar las devastadoras bajas económicas del mercado que todos viviremos a nivel mundial; pero lo que no saben es que el turismo como los Chinos y la cultura Asiática, tiene una infinita capacidad de resiliencia y de buscar alternativas creativas que les permite superar de manera rápida el panorama que se viene, y esto es ya la mayor ganancia para quienes ejercen su profesión turística como una vocación y un plan de vida al servicio del turista, mas no para quien solo ve en el turismo un negocio, donde la calidad, el conocimiento, la responsabilidad y el excelente servicio es ausente en su oferta.

Después de las guerras mundiales surgen lo que hoy conocemos como clústers, un modelo económico que precisamente nace de la creatividad, la necesidad de sumar los pocos capitales cercanos de un mismo sector que cada empresario poseía, donde la asociatividad para unir esfuerzos, conocimientos particulares y el deseo de cooperación para salir a buscar nuevos mercados, capitales y adquirir grandes conocimientos para ser aplicados en conjunto, en equipo y en unión frente a los buenos y malos momentos que pudiesen vivir, se tornó en el mejor motor de trabajo en colectivo.

Todo esto se pudo dar porque en estos pocos empresarios existía el animo y la total seguridad de poder superar los malos tiempos, sí todos trabajaban unidos. Fue así como nació en esa época esta nueva formula económica, que años más tarde la dio a conocer Michael Porter (1990) al mundo, a través de su libro: The Competitive Advantage of Nations, un libro que hoy cobra interés en quienes están pensando en buscar alternativas para salir de los coletazos del post Covid-19 y recuperarse mucho mas aprisa de los momentos mas difíciles que el mercado le impone.

El turismo, cuando es finamente estudiado y cuando se conoce a fondo toda la filigrana que lo compone, ofrece una muy inteligente salida y una muy rápida recuperación, siempre y cuando existan las herramientas adecuadas, cuente con una arquitectura socio-eco-política integral, y se posea una plataforma lo suficientemente robusta para poder anclar allí los mecanismos económicos de emergencia que harán de la oferta en productos y experiencias, la mas sencilla forma de salir juntos de éste momento tan difícil, mas no imposible de lograr, si existe la voluntad, las normas de regulación y control, una oferta construida o por construir, donde se aúnan esfuerzos en colectivo con las comunidades que en sus territorios, puedan generar procesos y proyectos de la mano de pequeños empresarios, académicos, investigadores, innovadores, conocedores de los diferentes componentes turístico y del interés del mercado local, regional e internacional, que solo la psicología turística y el trasegar de manera seria, permite saber que es lo que en tiempos de crisis, busca el mercado para invertir en el ocio y en volver a recorrer miles de rincones del mundo.

Lo anterior, es el reto al cual se enfrenta el sector y aunque pocos son optimistas, yo considero que es un excelente momento para recomponer muchas de las practicas, leyes, controles, instituciones, organizaciones, que han venido implantando unas muy pobres y desaceleradoras estrategias turísticas, que nos han llevado a una alta informalidad del ejercicio, nocivo por demás.

A diferencia de muchos analistas, expertos en mercados, sobra decir que con opiniones muy respetables en torno al futuro que tendrá el turismo mundial, y en concreto el europeo, después de esta peste y lo lento de su recuperación en U, yo, me aventuraría a decir que: «Para el Turismo actual en Latinoamérica y la posición que durante los años anteriores ha venido escalando con aciertos y con errores, éste renglón económico será la posible salvación para muchos subsectores y para el mismo sector industrial que por años ha venido aportando a los países subdesarrollados un buen índice de su PIB, con el cual, si ha sido bien atesorado, serán hoy la mejor «tabla de salvación para muchos», pues en países donde el turismo ha venido creciendo de manera emergente, no siendo aun el primer renglón económico, y que además aun no poseen las suficientes herramientas para ser potencias rígidas que no permitan hacer cambios bruscos para restablecer sus avances obtenidos hasta antes de este COVID19, podrán recuperarse de manera ingeniosa y asociativa, de este gran golpe»

Lo anterior, tiene una razón lógica, es que, como aun están en construcción y no poseen todas las herramientas necesarias para no permitirse hacer modificaciones de fondo y de forma, esto les dará mayor movilidad y podrán corregir rápidamente sus errores.

La recuperación será para Latinoamérica, una «recuperación en V y no en U» lo que la favorece de manera contundente y de manera rápida, siendo en poco tiempo la mejor oferta turística para el mundo, si se sabe aprovechar, y los gobiernos locales y nacionales no descuidan este gran momento, que una pandemia mundial, les da para emerger.

Muchos se preguntaran que es una «Recuperación en V», pues bien; éste modelo de recuperación económico se produce cuando hay un parón brusco de la economía, pero la forma de volver a la normalidad también es rápida. Es el escenario de recuperación más dinámico. La mayoría de expertos no lo ven factible dado que apuntan a un ‘shock’ económico más grave de lo esperado. Para Juan J. Fernández-Figares, de Link Securities, «cada vez es menos probable» pero de producirse «favorecería un fuerte repunte de las Bolsas a corto plazo».

Lo anterior sucede en países que a diferencia de España y México, no les cuesta mucho hacer cambios bruscos y de base, por ser países emergentes de poco tiempo en el mercado, siempre y cuando estos cambios vengan de la mano de ayudas de los gobiernos nacionales en lo que respecta a créditos blandos a más largos plazos; baja en los impuestos y aranceles para el sector turístico; mayor inversión para el sector; institucionalización de entes turísticos idóneos y técnicos; trabajo articulado entre empresarios, entes gubernamentales, académicos expertos en turismo y marketing turístico, lideres y gestores sociales; cooperación de la banca en apoyar emprendimientos, y lo más importante, si los prestadores del servicios como: hoteles, restaurantes, bares, agencias de viajes, aerolíneas, empresas de transporte y toda la cadena productiva se articulan y en conjunto deciden bajar costos de producción y operación para que la recuperación del «MODELO EN V» sea exitoso, rápido y restaurador.

En conclusión, el panorama para Latinoamérica en cuestión de turismo será de mayor oportunidad que para aquellos continentes y países que por largas décadas han vivido y han establecido una muy fuerte economía basada única y exclusivamente en el turismo, no fortaleciendo otras económicas donde la mano de obra base es fundamental para el desarrollo de sus economías y permanencia en el mercado.

El reto esta ahí y Colombia tiene todas las posibilidades de recuperarse rápidamente si se hace una intervención inteligente en el desarrollo de los mercados emergentes y si se toma en serio y mejorado el modelo de clusterización donde los empresarios privados que hacen parte de este, logran ponerse de acuerdo con los gobernantes para realizar las app’s (alianzas publico privadas) adecuadas que dinamice de manera transversal el desarrollo para lo que fue creada, desde los tiempos de la guerra y que hoy vuelve a cobrar su valor. El fracaso seria para el sector, si por una gran equivocación, los gobiernos dejasen atrás lo que hasta hoy se ha logrado turísticamente y decidiesen no invertir mas en el sector, lo que seria devastador para nuestra economía nacional y de la región.

Por:

Olga Lucia Bongcam Moreno
Presidente Clúster de Turismo, Negocios, Ferias y Eventos del Oriente Antioqueño