2. Yo te enseñaré, dice la verdad, lo que es recto y agradable a mis ojos. Piensa en tus pecados con gran dolor y tristeza y nunca te estimes en algo por tus obras buenas.

En realidad eres pecador y estás sujeto y enredado por muchas pasiones. Por ti nada puedes; con prontitud resbalas y pronto eres vencido; con rapidez te turbas y velozmente desfalleces.

Nada tienes de qué alabarte, mucho sí de qué reprocharte porque eres mucho más débil de lo que puedes entender.

Lea también: Capítulo 4|Vida íntima con Dios, en espíritu de verdad y humildad

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.