Sin embargo, por cuán molestas y pesadas sean, las tentaciones son, con frecuencia, muy útiles, porque a causa de ellas el hombre se humilla, purifica e instruye.

Todos los santos han pasado por muchas pruebas y tribulaciones, y han adelantado; pero los que no las supieron sobrellevar se pervirtieron y fracasaron. No hay comunidad religiosa tan santa ni lugar tan apartado de donde no se encuentren tentaciones y adversidades.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.