5. Lo que te doy, cuando te lo doy, es mío. Cuando te lo quito, nada quito de lo tuyo, ya que mío es todo don excelente que viene de lo alto, mía es toda donación perfecta (Sant. 1, 17).

Si te envío alguna adversidad o contrariedad, no te irrites ni te deprimas. Pronto puedo aliviarte y cambiar toda pena en alegría. De todos modos, cuando haga eso contigo, no dejo de ser justo y muy digno de alabanza.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.