Confiar es la única cooperativa en Colombia que tiene una reserva natural, que conserva 43 hectáreas de bosque húmedo tropical, que está en peligro de extinción.

En Confiar, diariamente se realizan miles de transacciones financieras con sentido solidario, y en esa senda, hizo realidad una de las transferencias solidarias más importantes con el medio ambiente: transformar el Centro Recreativo El Paraíso en la Reserva Natural El Edén.

«El Edén es una apuesta política de Confiar, de aportarle al medio ambiente, esto antes era un centro recreativo, es pasar de la propiedad privada al bien común, una propiedad privada donde podíamos venir como familias a beneficiarnos de este espacio en recreación y ocio, y ahora pasa a un bien común que va más allá de Confiar, es una apuesta de un pulmón para el planeta», manifestó Claudia Cristina Amariles Mejía, presidente de la Junta Directiva de la Fundación Confiar.

En 2017 el Consejo de Administración tomó esta decisión, y desde entonces se han invertido más de $900 millones de pesos en la adecuación del terreno para que la naturaleza se regenere, se implementen procesos de restauración y de formación ambiental con las comunidades vecinas del territorio.  

«Esa decisión la tomamos hace cinco años, en el 2017, tras un proceso, no fue una decisión que se haya tomado de la noche a la mañana, sino que hicimos distintos estudios, construimos escenarios diversos en torno al futuro del centro recreativo en ese momento que era El Paraíso, y tras esas evaluaciones vimos que el mejor camino, tanto para la cooperativa y la fundación, como para la base social y para la comunidad en general, era dar ese paso a ser una reserva natural de la sociedad civil y hoy, cinco años después, ya estamos viendo los avances de esta transformación, la bondad de la naturaleza, todo lo que nos ofrece y nos posibilita, entonces creemos que ha sido una decisión muy estratégica y muy efectiva», expresó Alejandro López Carmona, director de la Fundación Confiar.

Transformación y restauración

Inicialmente tenía 12 hectáreas ubicadas en el municipio de Cocorná que se ampliaron a 43 hectáreas; con esto se busca la integralidad del bosque húmedo tropical para proteger su tierra, fauna, flora y fuentes hídricas.

Con la transformación de la infraestructura se liberó la quebrada subterránea, se devolvió la zona de inundación al río Calderas y suspendieron el corte de las zonas verdes para que la propia naturaleza se regenere y retornen especies de flora y fauna. 

Así se ha evidenciado brotes de especies pioneras intermedias claves en procesos de sucesión y regeneración, como el Carbonero (albizia carbonaria), Yarumo (Cecropia sp.), Guamo machete (Inga spectabilis) y Chingale (Jacaranda copaia).

La protección de este bosque húmedo tropical permite la conservación del hábitat de reptiles, mamíferos, anfibios y aves como la guacharaca colombiana (Ortalis columbiana), el capito (Capito hypoleucus) y la había ceniza (Habia gutturalis), entre otros.

«Tenemos acá alrededor de 151 especies solamente de aves; dentro de las especies está el capito, una especie que está en peligro, tenemos también la guacharaca colombiana que es una especie endémica, tenemos alrededor de 11 especies de anfibios, 6 especies de reptiles y tenemos alrededor de 21 especies de mamíferos dentro de las que se encuentra el mono titi que es una especie que también está amenazada por las actividades de deforestación», explicó Caren Palacios, profesional encargada de la Reserva Natural El Edén.

Bioingeniería y tratamientos alternativos en la reserva

Además de los procesos de clasificación y conservación de las especies de flora y fauna que habitan la reserva, este espacio ha sido propicio para el trabajo conjunto con las comunidades de la zona en torno a la recuperación y tratamiento de las fuentes hídricas, protección de la reserva y tecnologías que ofrece la bioingeniería para la estabilización de taludes que son comunes en este territorio y que en Confiar se desarrolló en alianza con la Corporación Penca de Sábila.

«Estamos hablando de más de 40 hectáreas en conservación, restauración y que van a estar destinadas al conocimiento, a la investigación, a las prácticas de investigación universitaria, al trabajo con las comunidades aledañas en restauración participativa, en agroecología y en conservación», manifestó Javier Márquez Valderrama, director de la Corporación Penca de Sábila.

Con bioingeniería, se aplicaron tratamientos alternativos con material vegetal de la zona y materiales reciclados a los tres taludes que se ubican en la Autopista Medellín Bogotá. El talud de mayor dimensión es de 60 metros de altura, lo que equivale a un edificio de 15 pisos aproximadamente.

Tradicionalmente, un talud de esta envergadura requieres una gran inversión de sacos de cemento y grandes cantidades de hierro. En El Edén, se ha logrado restaurar los tres taludes y prevenir deslizamientos, mediante técnicas de bioingeniería y tratamientos alternativos: Se utilizaron más de 1000 llantas recicladas, material vegetal de la Reserva como bambú, hojas de palma, semillas y arena del mismo talud para el relleno de cárcavas, la construcción de geoceldas y el recubrimiento vegetal.

Con la comunidad académica, campesina y ambientalista avanzan procesos de educación, restauración y conservación de la biodiversidad, así como la implementación de prácticas sostenibles. Ejemplo de ello es el Vivero Escuela, un espacio para el alojamiento y manejo de plántulas, la preparación de abonos orgánicos, la reproducción de plantas nativas y la producción de insumos para aplicar técnicas de bioingeniería.

Jonatan Estiven Jaramillo Vásquez, es habitante de la vereda San José de Cocorná y ha sido uno de los beneficiados con este proyecto mediante la transferencia de conocimientos.

«Un conocimiento muy valioso porque es aprovechar todos los recursos y los medios que tenemos a la mano, hemos aprendido conceptos nuevos como las tecnologías apropiadas, la bioingeniería, hemos aprendido a realizar abonos orgánicos para nuestros cultivos, a darle un manejo diferente a los taludes, a que también hay otras alternativas de usar el baño como los es el baño seco, y eso nos permite a abrir nuestra mente a otras posibilidades», expresó.

A través de tecnologías apropiadas, se gestiona el proceso de restauración de las fuentes hídricas presentes en la reserva. Esto se realiza por medio de sistemas de tratamiento adecuados, como el baño seco y la biojardinera, que permiten la separación en la fuente y el uso eficiente del agua para evitar su contaminación.

«Con la gestión de El Edén se materializa una comprensión que la cooperativa tiene de cooperar con la naturaleza y establecer propuestas de verdad alternativas a la crisis social y ambiental, y en particular a esta situación del cambio climático que es evidencia de un fracaso del modelo de desarrollo y que obliga a un cambio radical de nuestras relaciones con la naturaleza«, agregó Javier Márquez Valderrama, director de la Corporación Penca de Sábila.

La Reserva Natural El Edén es la reivindicación que se hace en nombre de todas las personas asociadas a Confiar, en un acto de responsabilidad con el medio ambiente y la vida, un aporte colectivo a la naturaleza en la reafirmación de que unidos se pueden generar verdaderos cambios.

Fuente: Confiar