6. ¡Oh amigo queridísimo! ¡De qué gran peligro te podrías librar y de cuán grave riesgo sustraerte si ahora anduvieras siempre con miedo a la muerte y preparado para recibirla! Trata ahora de vivir en modo tal que en la hora de la defunción puedas más alegrarte que temer. Aprende ahora a morir al mundo para que entonces comiences a vivir con Cristo. Entrénate ahora a despreciarlo todo para que entonces puedas ir libremente hacia Jesús. Mortifica ahora tu cuerpo con la penitencia para tener más tarde confianza segura.

Lea también: Si no eres solícito por ti ahora, ¿quién se ocupará por ti después?

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.