4. Vanidad es, por lo tanto, buscar las riquezas perecederas y poner en ellas nuestras esperanzas. Vanidad es, también, ambicionar los honores y ensalzarse sobremanera. Vanidad es seguir los deseos carnales y codiciar todo aquello por lo cual, un día, se deba ser gravemente castigado. Vanidad es ansiar una vida larga y preocuparse muy poco de vivirla bien. Vanidad es dejarse absorber sólo por la vida presente sin tener en cuenta la futura. Vanidad es aficionarse a lo que pasa con suma celeridad sin quitarse para llegar allá donde los goces son eternos.

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Fuente: Tomas de Kenpis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.