8. Después que hayas desaparecido, ¿quién se acordará de ti? ¿Quién rezará por tu alma? Haz ahora, haz ahora, queridísimo amigo, todo lo que puedas, porque desconoces cuándo te llegará el fin y lo que te sucederá después de la muerte.

Ahora que tienes tiempo acumula riquezas inmortales. Nada te preocupe tanto como la salvación, cuida solo las cosas de Dios. Consíguete ahora amigos, venerando a los santos de Dios e imitando sus virtudes para que cuando salgas de esta vida te reciban en las moradas eternas (Lc. 16, 9).

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.