5. Busquen otros fuera de ti otra cosa, lo que quieran. A mí nada me agrada ni me agradará sino tú, Dios mío, mi esperanza y salvación eterna. No callaré ni dejaré mis súplicas hasta que tu gracia vuelva a mí y me hables interiormente.

6. Aquí estoy. He venido porque me llamaste. Tus lágrimas, los suspiros de tu alma, tu humildad y la contrición del corazón me han conmovido y llevado a ti.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.