2. Yo dije: Bienaventurado aquel a quien tú educas, Señor, y a quien instruyes por tu ley, para darle descanso en los días aciagos (Sal. 93, 12-13) y para que no sea desamparado sobre la tierra.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.