1.Hijo, no seas curioso ni tengas preocupaciones inútiles. ¿Qué te importa esto o aquello? Tú sígueme (Jn. 21, 22). ¿A ti qué te interesa que aquél sea de una otra manera, o que éste obre o hable de un modo y otro? Tú no debes responder por los demás, sino dar cuenta de ti mismo. ¿Por qué te complicas la vida, entonces?

Mira, yo conozco a todos; veo cuanto sucede bajo el sol y sé el estado de cada uno, qué piensa, qué desea y qué persiguen sus intenciones. Por eso, todas las cosas se deben encomendar a mí. Y tú mantente en santa paz y deja que el inquieto se agite cuando quiera, ya que sobre él recaerá todo lo que haya hecho o dicho, porque a mí no me puede engañar.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.