1. Hijo, me agradan más la humildad y la paciencia en la adversidad que la mucha satisfacción y devoción en la prosperidad. ¿Por qué te entristeces por cualquier pequeña cosa que se diga contra ti? No deberías inquietarte aunque ella fuera mayor. Déjala perder; no es la primera, no es nueva, ni será la última, si vas a tener una larga vida.

Eres valeroso cuando no te llega ninguna contrariedad. Hasta sabes dar buenos consejos e infundir ánimo a otros con palabras, pero apenas se presenta a tu puerta una tribulación inesperada, consejo y valor se acaban.

Considera por lo tanto tu gran fragilidad que con frecuencia estás constatando hasta en las mínimas circunstancias y ten presente que estas cosas y otras semejantes te suceden para tu salvación.

Lea también: Por amor a Jesús hemos tomado la cruz

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.