3. Gran cosa es el amor y sumamente deseable. El, solo, hace liviano todo lo pesado, llevadero todo lo amargo y soporta con ánimo parejo todo lo difícil. Lleva las cargas sin sentirlas y hace dulce y sabroso todo lo amargo.

El amor de Jesús es noble, nos anima a hacer grandes cosas y nos estimula para alcanzar la perfección.

El amor quiere estar en lo más alto y no ser detenido por nada de aquí abajo.

El amor anhela ser libre y despreciado de todo apego mundano para que sus ansias de cielo no sean interrumpidas ni estorbadas por intereses temporales ni abatidas por la adversidad.

Nada hay más dulce que el amor y nada más fuerte, más alto, más vasto, más suave, más completo y más perfecto en el cielo y en la tierra. Porque el amor proviene de Dios y, por encima de todo lo creado, no puede hallar descanso sino en el mismo Dios.

Lea también: Visítame con más frecuencia, Señor, y enséñame tus caminos de santidad

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.