¡Un buen líder, honesto, leal, nunca lo es por casualidad…, y tampoco lo eligen, más bien se erige solo! DAZA, (2020).

Un líder nace y se hace una figura, casi imprescindible, se edifica en una sociedad, y a pesar de que no todos los líderes ocupan posiciones merecidas, los que sí han llegado por méritos propios, llegan a ser grandes referentes, porque poseen una serie de características que rozan la perfección.

Pero, ¿cuáles son esas características que les diferencian de los demás?

Antes de dar una respuesta, parto de una inquietud, que se observa y vivimos en el presente, los tentáculos de la corrupción, la mente humana que va tras el poder capital, que se une al capitalismo salvaje, un modelo reduccionista, atado a un método, donde solo se le da importancia a un único stakeholder y donde solo se beneficia el dueño de la producción, y es ahí, donde nace el líder de hoy. ¡Quién es, quién!

Un primer pilar de un líder, honesto y leal, es ser humano demasiado humano, dentro de unos ideales, hacen el líder perfecto, aunque la realidad es que algunos líderes tienen otros rasgos no tan bonitos, ni honestos, ni ideales, pero que les hace conseguir serlo.

Un segundo pilar de un líder, honesto y leal, es ver los objetivos de una sociedad colectivamente, sin perder nunca de vista las personas que están en el campo de la vulnerabilidad a sus derechos. La motivación de un líder es especialmente intrínseca, aunque hay líderes, que solo siguen por conveniencia, por prestigio, atados a prebendas y convenios entre socios, desleal, mostrando que si alcanzaron los objetivos para con la sociedad.

Un último pilar de un líder, honesto y leal, es ser innovador, es la base de una mente liderada por un líder, principal para crear oportunidades económicas y competitivas para toda una sociedad, pero se es lamentable, ver la innovación y creatividad, en algunos líderes, para innovar desde la habilidad de hurtar, socavar el erario de la sociedad.

Invito a la sociedad a ser observativa ante las actitudes del líder de hoy; ser analítica ante las acciones del liderazgo de su líder de hoy, ser cautelosa ante la personalidad del líder de hoy.

No más líderes mimetizados ante el voto de confianza de toda una sociedad; no más lideres con el fantasma del engaño, la traición, la deshonestidad, hombre y mujeres, con el manto sagrado, pero con el puñal en la mano; no más líderes, con la palabra: ¡Soy líder, y como líder, trabajo y soy esclavo del pueblo!

Por:

Yuliana Berrio Osorio

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