6. ¿En qué puedo esperar, pues? O, ¿en quién debo confiar, sino sólo en la gran misericordia de Dios y en la enseñanza de la gracia celestial?

Aunque esté cercado por los hombres buenos, devotos hermanos y amigos fieles; aunque lea libros edificantes y tratados útiles, o escuche cantos e himnos suaves, todo me aprovechará poco y todo tendrá poco sabor si me ha abandonado la gracia y he sido entregado a mi propia miseria.

Por eso el mejor remedio es la paciencia y la resignación a la voluntad divina.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.