Me gustaría hacerte saber lo que he pensado… El silencio es una voz que grita lo que esta mas allá de lo comprendido. Cuando callas tienes una razón, esa razón te lleva a explorar el mundo en una nueva expresión, lo viviste y le sacaste provecho porque pusiste tus palabras en otra dimensión.

¿Recuerdas esa vez que tomaste la decisión de no decir nada al respecto? Entonces también recordaras las distintas maneras en las que apreciaste cada dos minutos la misma verdad. Finalmente decidiste que lo más apropiado para el caso fue callar y dejar que las cosas pasaran a otro plano, minimizar el asunto y finalmente se logró. Todo comenzó a fluir con la serenidad que únicamente el equilibrio te podía dar, ahora hay un remanso que se agiganta o se estrecha de acuerdo a las circunstancias de cada día. Ahora lo recuerdo también, yo estaba en silencio y la presión del mundo me apisonaba a tal punto que me impedía respirar, buscaba acomodarme de nuevo salvando la batalla del momento.

Alguna vez no se si ya lo olvidaste, caminaba atrás de ti tratando de pisar tus huellas y así las mías no serian tan notorias, sin embargo a unos cuantos pasos me descubriste y entre enojo y gracia me suplicaste que ya no lo hiciera, continuamos caminando, ahora eran dos huellas distintas que llegaban a un mismo punto, no se que paso después porque a partir de ese momento una nube cubre un lapso de mi memoria; retomando desde otro punto hago revisión y ayer no te vi en todo el día, hoy tampoco pero espero que en el remanso de la noche la misma calma te traiga de nuevo porque quiero contarte lo que hice hoy y lo que pienso hacer mañana cuando salgamos a visitar a ese amigo nuestro del que hemos aprendido que la basura realmente no existe porque todo se puede reciclar.

Por:

Berenice Pérez Hincapié

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