24. Dios Hijo comunicó a su Madre todo lo que adquirió con su vida y con su muerte, sus méritos infinitos y sus virtudes admirables, haciéndola tesorera de todo lo que su Padre le dio en herencia. Es por medio de Ella que Él aplica sus méritos a sus miembros, comunica sus virtudes y distribuye sus gracias; es su canal misterioso, el acueducto por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias.

25. Dios Espíritu Santo comunicó a María su fiel Esposa sus dones inefables, y la escogió para ser la dispensadora de todo cuanto Él posee: de tal forma que Ella distribuye a quien quiere, tanto cuanto
quiere, como Ella quiere, y cuando quiere, todos sus dones y gracias, y no se da a los hombres ningún don celeste que no haya pasado por sus manos virginales, pues tal ha sido la voluntad de Dios, quien quiere que tengamos todo [por] María, ya que así será enriquecida, ensalzada y honrada del Altísimo, la que se empobreció, humilló y ocultó hasta el fondo de la nada, por su profunda humildad durante toda su vida. Estos son los sentimientos de la Iglesia y de los Santos Padres.

Si yo hablase a los soberbios e incrédulos de este tiempo, probaría con más extensión lo que acabo simplemente de afirmar, basado en la Sagrada Escritura y en los Santos Padres; reportaría a los pasajes
latinos, aduciendo además muchas otras sólidas razones que podrían ser vistas en la Triple corona de la Santísima Virgen del R.P. Poiré. Pero como yo hablo particularmente a los humildes y sencillos —que
siendo de buena voluntad y teniendo más fe que el común de los sabios, creen con más sencillez y con más mérito— me contento con declararles la verdad con simplicidad, sin detenerme en citar los pasajes
latinos, que ellos no entienden —aunque no dejo de citar algunos— no sin poca búsqueda. Continuemos.

Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María

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