11. Gracia admirable y escondida la de este sacramento, que sólo conocen los fieles servidores de Cristo y que no pueden experimentar los que no tienen fe y los esclavos del pecado.

En este sacramento se infunde la gracia espiritual, el alma recobra la virtud perdida y retorna la inocencia que había sido desfigurada por el pecado.

A veces es tan abundante esta gracia que por efecto de la plenitud de la piedad que se infunde, no sólo el espíritu, sino también el débil cuerpo siente que le fueron otorgadas fuerzas mayores.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.