2. Cuánto más pura sea tu mirada, tanto más segura será la travesía entre las múltiples tempestades. Pero el recto propósito de la intención en algunos está extraviado porque, con toda facilidad, se complace en algo que sólo se presenta como agradable.

Es muy difícil encontrar a alguien que esté totalmente exento de este lunar que buscarse a sí mismo, como los judíos que una vez acudieron a casa de Marta y María en Betania, no sólo para ver a Jesús, sino también a Lázaro (Jn. 12, 9).

Es necesario, pues, purificar la mirada de la intención, para que sea sencilla y recta, y se dirija a mí por encima de todos los medios que la obstaculizan.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.