El amor verdadero se alimenta practicando los inconmensurables cuatro estados de la mente: la amabilidad, la compasión, la alegría y la ecuanimidad.

LA AMABILIDAD: Es el acto de amor o comportamiento en el cual nos mostramos corteses, complacientes y afectuosos hacia los demás. Es un valor social que se funda en el respeto, el afecto y la benevolencia en la forma de relacionarnos con el otro y es esencial para la convivencia en sociedad, es fundamental para relacionarnos de manera positiva y satisfactoria con los otros, bien sea familia, pareja, amigos, trabajo etc.

La amabilidad la pondremos en práctica así: Se puede expresar a través de palabras como, por favor, gracias, saludar con cortesía, lo siento, discúlpame. Proponte reconocer el valor del tiempo en los
demás, aplica la escucha activa, contacto visual al interlocutor, dar un poco para recibir un poco, ser solidario con el otro.

“La amabilidad en las palabras crea confianza, la amabilidad en el pensamiento crea profundidad, la amabilidad al dar crea amor”. Lao Tzu.

LA COMPASION: Es un sentimiento que se manifiesta desde el contacto y la comprensión del sufrimiento de otro ser y el deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa. La compasión puede ser, hacia los demás y hacia uno mismo. Recuerda nadie merece más tu amor y
compasión que tu mismo. La compasión permite bondad y es crucial para mantener y construir relaciones sociales y desarrollar consciencia social.

La compasión la podemos practicar así: se empieza con uno mismo, cultivar el amor propio, el dialogo consciente, perdonar, generosidad, meditación del amor bondadoso, ponerse en el lugar de
los demás, comprensión y empatía.

“Compasión: Virtud de los que entienden que nuestras acciones afectan directamente a otros. Que todo lo que con amor hacemos por nosotros mismos o por otros regresa multiplicado”. Calma el alma.

LA ALEGRIA: Es un sentimiento de placer producido por un evento favorable, que se manifiesta con un buen estado de ánimo, satisfacción y la tendencia a la risa o a la sonrisa, y se experimenta cuando algo provoca felicidad o jubilo.

¿Quieres tener un bello día? ¡Sonríe! Tu risa toca almas, colorea vidas, estremece corazones y consigue que el mundo vibre…

La alegría la podemos poner en práctica así: realizar ejercicio, tener contacto físico, reírse a carcajadas, ser agradecidos y recordar buenos momentos, celebrar fechas importantes, mantener una actitud positiva.

¡Que nada ni nadie condicione tu alegría!

LA ECUANIMIDAD: Es un estado de estabilidad y compostura psicológica que no se ve perturbado por la experiencia o exposición a emociones, dolor u otros fenómenos que pueden causar la perdida de equilibrio de la mente. ¡El equilibrio entre decir y el hacer define quien eres realmente!

La ecuanimidad la pondremos en práctica así: Aprende a fluir, practica la aceptación, estar en el presente, atención plena, practicar relajación, aprender a ser observadores de nuestra realidad sin juicios, aceptar que el cambio es lo único constante.

“Desear que todo salga como lo planeas es tu ideal. Conservar la calma y la ecuanimidad cuando no es así, es tu reto”.

La vida es un sistema equilibrado de aprendizaje y evolución, de placer y dolor. Cada situación en nuestra vida sirve a un propósito. Depende de nosotros reconocer lo que podría ser ese propósito.

¿Y con cuál de estos estados de la mente te identificas?

Por: Martha Isabel González C.

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