4. La naturaleza se preocupa de su comodidad y calcula qué ventaja les puede sacar a los demás. La gracia, en vez, considera atentamente lo que aprovecha a muchos y no lo que es útil a conveniente a ella.

5. La naturaleza recibe gustosa los honores y las reverencias mientras que la gracia, con toda fidelidad, atribuye a Dios todo honor y toda gloria.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.