9. La naturaleza mira a las cosas temporales, se alegra de las ganancias terrenales, se entristece por cualquier perjuicio material y se irrita por toda palabra lujuriosa, pero la gracia considera lo eterno, no adhiere a lo pasajero, n se turba si lo pierde, ni se amaga si oye palabras ofensivas, porque su tesoro y su gozo lo ha puesto en el cielo, donde nada se pierde.

Lea también: La gracia se alegra de sufrir ultrajes por el nombre de Jesús

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.