“El presente acontecimiento sucede con tanta rapidez, que no nos da tiempo de pensar sobre su alcance ante el daño humano”. Daza, (2021).

El fenómeno de la pandemia, ahora endemia, ha hecho que cada familia de cada sociedad, avive nuevos estilos de sociabilización, de convivencia y existencia, ante su entorno.

Ante ello, es preocupante para el pueblo, ver como sus gobernantes improvisan con su entorno de vida y existencia; gobernantes que, ni ellos, conocen la existencia accionaria de la pandemia, y que en el presente estará por muchos años como endemia.

Los efectos que los gobiernos han asentado en la vida del pueblo, sus comunicados e instrucciones sanitarias, se suceden con un paroxismo inaudito, empero, que nos han contagiado por esta epidemia ahora endemia, de miedo, incertidumbre, zozobra y confusión, y nos han trasladado una angustia existencial a nuestras vidas, desde lo económico, lo social, lo cultural y lo político.

Los gobiernos solo emiten en los medios de comunicación, noticia malas, todo nuestro input reafirma un estado mental de alerta continua, que enerva nuestros ánimos y reduce nuestra esperanzas y capacidad de respuesta.

El gobierno local y la endemia, está poniendo en peligro a toda la sociedad entera y a cada uno de nosotros, desde su sostenibilidad socioeconómica, y cuando hablamos de la socioeconomía, es el paradigma económico y social alternativo de una sociedad programada.

Los gobernantes de cada pueblo no tienen la visión amplia de la sostenibilidad y viabilidad de una buena economía, atada a la productividad de una sociedad; sino se afora de las bases sostenibles de la economía, esto atraerá los efectos sociales y culturales, más dañinos que la misma endemia.

Este funesto panorama debe abrirnos la mirada a conocer e identificar acontecimientos que dan respuesta a la desigualdad en sus diferentes enfoques. A pesar de que los problemas internos que vive cada pueblo, para con su sociedad, sean diferentes, llevan al mismos inconveniente, desestabilidad socioeconómica; un pueblo como el nuestro, con pensamiento administrativo de la moneda conservadora, más no un pueblo con pensamiento productivo y emprendedor, no puede aceptar la improvisación de sus gobernantes.

Las familias del pueblo, su sostenibilidad socioeconimica se ve afectada, a razón de la improvisación de los gobiernos locales ocasionando:

+ Desestabilidad productiva familiar.

+ Inestabilidad laboral familiar.

+ Desequilibrio de iniciativas y planes de negocio famiempresarial y/o microempresarial.

+ Desigualdad participativa y de oportunidades de sostenibilidad económica familiar.

Los gobernantes, su plan nunca esta y no estará en perder, solo su accionar se aferra en endeudar al pueblo, someter al pueblo a las llamadas estrategias de salvar vidas, “no a la expansión o propagación del contagio improvisado”, llevando a cada familia a quebrantar su economía de su famiempresa, edificando en ellas, problemas internos familiares, que ellos, no alcanzar a visionar.

Señor gobernante, primero, se debe construir colectivamente y desde el estímulo cultural, para así poder enfrentar este fenómeno, segundo, rodearse de un personal con capacidades e idoneidad ante la anomalía llamada endemia y tercero, edificar planes, estrategias escalonadas y rotativas en la participación de todo el pueblo en sus diferentes aspectos socioeconimicos.

“Un pueblo sin sostenibilidad económica, un pueblo sin orden público, un pueblo sin derechos, un pueblo sin seguridad ante su existencia” Daza, (2021).

Agrego señor gobernante: ¡El derecho a la vida prevalece sobre cualquier interés, pero si este derecho no está en bases socioeconomicas, es una vida perdida, es una vida muerta!

Por:

Luis Fernando Daza López
Especialista en Gerencia Educativa de la CUMD.
Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Matemática de la UdeA.

Yuliana Berrio Osorio
Diseñadora – Redacción

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