2. Los ciudadanos del cielo saben cuán feliz es aquel día, mientras que los desterrados hijos de Eva lloran al considerar cuán amarga y molesta es esta tierra.

Los días de este mundo son pocos y malos, llenos de dolores y angustias. Aquí el hombre se ensucia con abundantes pecados, se enreda en muchas pasiones, es oprimido por continuos temores, estorbado por múltiples cuidados, distraído por un sinúmero de curiosidades, deslumbrado por una muchedumbre de vanidades, rodeado de incontables errores, quebrantado por numerosas fatigas, acosado por las tentaciones, debilitado por los placeres, afligido por la necesidad.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.