32. “Uno por uno, todos han nacido en Ella”, dice el Espíritu Santo. Según la explicación de algunos Padres, el primer hombre que nació de María es el Hombre-Dios, Jesucristo; el segundo es un hombre puro, hijo adoptivo de Dios y de María. Si Jesucristo, Cabeza de los hombres, nació en Ella, los predestinados, que son los miembros de esta Cabeza, deben también nacer de Ella, como consecuencia necesaria. Una misma madre no da a luz al mundo a la cabeza o al jefe sin los miembros, ni a los miembros sin la cabeza: de ese modo engendraría un monstruo de la naturaleza; de igual manera, en el orden de la gracia: la cabeza y los miembros nacen de una misma madre; y si un miembro del cuerpo místico de Jesucristo, es decir, un predestinado, naciese de otra madre que no fuese María, quien produjo la Cabeza, no sería un predestinado, ni un miembro de Jesucristo, sino un monstruo en el orden de la gracia.

Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María

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