“La libertad, este bien inestimable de la naturaleza y de la sociedad, es una prerrogativa que se debe recobrar a cualesquiera precio que sea, sin omitir sacrificio alguno; y no hay vida que yo no expusiera, por ver restablecido el orden público, y levantados altares a la constitución y la ley”. Ana María Martínez de Nisser

El sonido atronador de las balas hacía eco entre las montañas de la Cordillera Central, mientras los valientes reclutas de Sonsón, Abejorral, Aguadas, Pácora y Salamina emboscaban a los facciosos del supremo Vezga en las faldas de este último poblado. Muy cerca del campo de batalla se hallaba la ilustre sonsoneña de 28 años, Ana María Martínez de Nisser, quien con lanza en mano, envalentonaba a las tropas legitimistas con arengas y llamados a la victoria. Iban siendo las cuatro de la tarde cuando los sublevados alcanzaron la meseta a 1800 metros de altura en la que se asienta Salamina, pero al llegar, fueron recibidos por el comandante Braulio Henao y sus bravos reclutas con una carga a la bayoneta, huyendo los facciosos despavoridos y dando el triunfo a las fuerzas legitimistas que apoyaban al gobierno del presidente José Ignacio de Márquez.

“Vencedora en Salamina en 5 de mayo de 1841”, así reza la medalla que, como tributo por su apoyo a la causa legitimista, le otorgó el Congreso de la Nueva Granada (actual Colombia) a María Martínez de Nisser, pues “se ha hecho acreedora a la admiración pública por su heroico y singular comportamiento” como se lee en la Ley 17 de mayo 31 de 1841. Pero ¿quién era María y por qué se convirtió en heroína de la Guerra de los Supremos y en pionera de la escritura femenina en Colombia?

Ana María Martínez de Nisser o Marucha, como era conocida, llegó al mundo el 6 de diciembre de 1812 en la población de San José de Ezpeleta de Sonsón, y tuvo el privilegio de ser la primogénita de una de las familias más prestantes del poblado, que por aquel entonces cumplía doce años de fundación y poseía alrededor de 2 mil habitantes. Recibió una esmerada educación gracias a que su padre, Pedro Martínez, fue uno de los primeros maestros de Sonsón; herencia que siguió María, pues ejerció como directora de la escuela femenina de su pueblo natal durante los años previos a su matrimonio. En 1831, María, de 19 años, contrajo nupcias con el ingeniero y aventurero sueco de 32, Pedro Nisser, en la iglesia de Sonsón, y aunque el matrimonio tuvo dos hijos, estos fallecieron siendo aún unos niños.

El escritor Manuel Pombo, describió a María en 1852 en su Diario de viaje, de Medellín a Bogotá como una dama culta y lectora voraz, versada en francés e inglés, y “escribiría sobre algunos asuntos que tiene meditados, si la modesta desconfianza en sus fuerzas y el temor de extralimitar la esfera en que nuestra sociedad quiere encerrar a las mujeres, no la retrajese”.

La tranquilidad de la pareja Nisser Martínez se vería interrumpida en octubre de 1840, cuando el coronel Salvador Córdova se sublevó al Gobierno de Márquez y se proclamó como supremo de Antioquia, catapultando a la provincia dentro de la Guerra de los Supremos. María, quien era una ferviente patriota, rechazó completamente la rebelión de Córdova, por lo que se convirtió en una defensora a ultranza de la constitución y la ley. Sin embargo, esta oposición a Córdova le costó a su esposo la cárcel en la población de Rionegro, bastión de los facciosos. Por tanto, Marucha se unió a las fuerzas legitimistas del mayor Braulio Henao que a principios de 1841 se encontraban reclutando tropas en Sonsón y Abejorral.

María cortó su negro cabello y se vistió en un traje de soldado cosido por ella misma, sus ojos negros y su tez perlina se confundían en el rojo del pantalón y el verde de la camisa que ahora lucía como recluta, y para completar, cargaba una lanza que ella misma había pedido al comandante Henao. “Me levanté a las cinco y me vestí de militar con la agradable idea de que cuando me volviese a poner camisón estaríamos libres, o sino habría muerto con este traje”, anotó María en su Diario de los sucesos de la revolución en la provincia de Antioquia en los años de 1840 y 1841, demostrando con ello su determinación y admirable patriotismo.

La señora de Nisser sería mujer pionera en la literatura, debido a que su diarioimpreso en Bogotá en 1843, fue el primer libro publicado por una mujer en la Nueva Granada, y aunque se desconoce su éxito y/o difusión al momento de publicarlo, sí es más que indiscutible que causó revuelo en la sociedad profundamente patriarcal de su época, lo que le valió los aplausos de muchos, pero también las injurias de otros tantos.

Marucha exhaló por última vez el 19 de septiembre de 1872, teniendo 60 años de edad. Fue enterrada en el cementerio San Lorenzo de Medellín, pero con motivo del centenario de su fallecimiento, fue trasladada a Sonsón en 1972.

Sería imposible no encariñarse con el personaje de la señora Marucha, pues su vida fue auténtico testimonio de devoción conyugal y amor apasionado a la patria y a la libertad; no habiendo otro epíteto más noble, debe dársele el de heroína, pero también el de transgresora, porque fue capaz de salirse del molde y estar a contracorriente en una época en donde la mujer era relegada. La figura de la honorable sonsoneña Ana María Martínez de Nisser no solo exalta su patria chica, sino que es motivo de orgullo para todos los colombianos, pues su historia de vida simboliza la clase de ciudadanos que debería tener la República.

Por:

Felipe Osorio Vergara, envigadeño y periodista en formación de la Universidad de Antioquia, enamorado de la historia y empeñado en conocer sobre el imperio del derecho.  

(Publicado originalmente en enero de 2019, edición 10 del periódico La Prensa Oriente. Página 17).