3. Concédeme benignísimo Jesús, tu gracia para que esté en mí y en mí opere (cfr. Sab. 9, 10) y en mí permanezca hasta el fin. Dame que desee y quiera siempre lo que sea más de tu agrado y beneplácito.

Que tu voluntad Señor sea la mía y mi voluntad siga siempre la tuya y se iguale en todo con ella. Que mi querer y no querer sea igual al tuyo y que quiera y no quiera sino lo que tú quieras o no quieras.

Lea también: Señor, tú sabes lo que es mejor; que se haga esto o aquello, como tu quieras

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.