3. Padre justo y siempre digno de alabanza, ha llegado para tu siervo la hora de la prueba. Padre digno de todo amor, es justo que tu siervo padezca algo ahora por tu amor. Padre por siempre adorable, ha llegado la hora prevista por ti desde la eternidad en que tu siervo deba sucumbir exteriormente por un poco de tiempo para vivir siempre interiormente contigo.

Ha llegado la hora en la que es necesario que por un poco de tiempo se vea despreciado, humillado y vilipendiado por los hombres, en que sea afligido por las pasiones y las enfermedades para poder resucitar contigo en la aurora de una nueva luz y ser glorificado en el cielo.

Padre santo, así lo has dispuesto, así lo has querido y como lo quisiste así se ha hecho.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.