50. Dios quiere entonces revelar y descubrir a María, la obra prima de sus manos, en estos últimos tiempos.
1º – Porque Ella se ocultó en este mundo, colocándose más bajo que el polvo por su profunda humildad, habiendo obtenido de Dios, de sus Apóstoles y Evangelistas, que de Ella nada fuese manifestado.
2º – Porque siendo la obra prima de las manos de Dios –tanto aquí abajo por la gracia, como en el cielo por la gloria– quiere en Ella ser glorificado y alabado en la tierra por los mortales.
3º – Como Ella es la aurora que precede y descubre al Sol de justicia, Jesucristo, debe ser conocida y vista para que también Jesucristo lo sea.
4º – Siendo María el camino por el cual Jesucristo vino a nosotros la primera vez, Ella lo será también cuando venga la segunda, aunque no de la misma forma.
5º – Siendo Ella el medio seguro y la vía recta e inmaculada para ir a Jesucristo y encontrarlo perfectamente, también por Ella lo han de hallar las almas santas que deben resplandecer en santidad. El que hallare a María, hallará la vida (Prov. 8, 35), es decir a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6); pero no se puede encontrar a María cuando no se la busca; no se puede buscar, cuando no se la conoce; pues no se busca ni se desea un objeto desconocido. Es necesario entonces que María sea más conocida que nunca, para el mayor conocimiento y gloria de la Santísima Trinidad.
6º – María debe brillar más que nunca en misericordia, en fuerza y en gracia, en estos últimos tiempos: en misericordia, para reconducir y recibir amorosamente a los pobres pecadores y desviados que se
convertirán y volverán a la Iglesia Católica; en fuerza contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e impíos obstinados, quienes se rebelarán de forma terrible seduciendo y haciendo caer, sirviéndose de promesas y amenazas, a todos aquellos que les fueren contrarios; en fin, Ella debe resplandecer en gracia, animando y sosteniendo a los valientes soldados y fieles servidores de Jesucristo que combatirán por sus intereses.
7º – Por último, María ha de ser terrible para el diablo y sus secuaces como un ejército formado en batalla, principalmente en estos últimos tiempos, pues el diablo, sabiendo perfectamente que le queda
poco tiempo y mucho menos que nunca para perder a las almas, redobla sus esfuerzos y combates; y ha de suscitar rápidamente crueles persecuciones, poniendo terribles acechanzas a los fieles servidores e hijos de María, a quienes con más dificultad le cuesta vencer.

Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María

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