2. ¿Qué hombre hay que sea tan cauto y tan cuidadoso en todo, que sepa controlar siempre a sí mismo de manera que nunca caiga en algún engaño o incertidumbre? El que en ti confía, Señor, y te busca con pureza de intención, no caerá con tantas facilidad. Y si se le sobreviene alguna tribulación, de cualquier manera, o será consolado por ti, porque tú no abandonas a quien espera en ti.

Es cosa rara un amigo constante y que lo sea en todas las angustias del amigo. Pero tú Señor, tú sólo eres plenamente fiel y fuera de ti no hay otro semejante.

Lea también: Capítulo 45|No se debe creer a todos: Las palabras engañan fácilmente

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.