7. ¿Qué será de nosotros al final si desde el principio nos dejamos dominar por la tibieza? ¡Ay de nosotros si pretendemos descansar tranquilamente como si ya hubiéramos alcanzado la paz y la seguridad, mientras aún no ha aparecido en nuestra vida la mínima señal de santidad!

¡Cuán necesario sería que una vez más nos formaran, como a dóciles novicios, en las mejores costumbres si, por casualidad, hubiera para nosotros alguna esperanza de enmienda y de un mayor progreso espiritual!

Lea también: Hoy confiesas tus pecados y mañana vuelves a cometer lo mismo de que te acusaste

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.