2. Señor, sobre el altar de tu propiciación te presento todos mis pecados y todas las faltas que he cometido en tu presencia y en la de tus santos ángeles desde el día en que comencé a pecar hasta hoy para que los hagas arder todos juntos y los consumas con el fuego de tu amor, borres toda mancha de mis culpas, limpies mi conciencia de toda falta y para que, restituyéndome la gracia que pecando he perdido, me puedas conceder el perdón total y donarme tu misericordioso beso de reconciliación y paz.

Lea también: Capítulo 9 | Ofrecernos a Dios con todo lo nuestro y rogarle por todos

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.