Esta idea puede sonar algo desatinada para muchos pero realmente es una necesidad; últimamente se está debatiendo a nivel estatal la posibilidad de construir varios aeropuertos alternos en varias regiones y municipios del país como: un aeropuerto en la ciudad de Monpox, Bolívar, otro en Honda, Tolima, el de Chinchiná en Caldas y por qué no en Sonsón, Antioquia.

Antes de la construcción y puesta a funcionamiento en 1984 del Aeropuerto Internacional José María Córdoba de Rionegro, se debatió y propuso construirlo en Sonsón, pero este ideal no se cristalizó para Sonsón pero si para Rionegro.

Varias razones han motivado al Gobierno Nacional para construir estos nuevos puertos aéreos: descongestionar las terminales aéreas existentes y muy especialmente el Aeropuerto el Dorado y el José María Córdoba.

En poblaciones como: Bogotá, Rionegro, Cali, Cartagena, Medellín, Ibagué y Manizales, no hay el suficiente espacio y los terrenos para construir nuevos aeropuertos y su densa población no lo permite ya que en caso de un gran siniestro aéreo serian muchas las perdidas y el país correría el riesgo de ser descertificado por la Asociación Mundial Aeronáutica y Vuelo Mundial.

Para el caso específico de Sonsón sería más que todo para la exportación de nuestros productos agrícolas que están de moda como el aguacate hass, La gulupa y la guanábana. No sería un macro aeropuerto, sino más bien un puente aéreo pequeño y/o mediano.

También con el fin de cuidar nuestra vía Sonsón – Medellín, la cual últimamente está muy deteriorada por el paso de grandes contenedores llenos de aguacate hass para la exportación. Estos camiones en nuestra vía nos hace acordar de la serie de camioneros de los años 70 y 80 de BJ. Mackey.

Este puente aéreo traería un número significativo de turistas tanto nacionales y extranjeros, no solo a Sonsón, si no a las localidades vecinas como Nariño y Argelia en Antioquia, y las poblaciones de Aguadas, Pácora y La Dorada, en Caldas.

Finalmente, también para ver Sonsón realizado su sueño de tener aeropuerto.

Por:

Jaime Alberto López Bonilla.
Historiador Universidad Nacional Medellín.
Correo: jaimelopez@periodicoelparamo.com