En un pueblo muy lejano
en la cumbre de una montaña
existía un rio que cantaba
y entre piedras se bañaba.
Era un río muy alegre
que deslumbraba de limpieza
y sus peces como siempre
tenían sueños de grandeza.
Hasta que un día un hombre
en la selva se metió
y sin darse cuenta
al río llego.
Tal vez fue por destino
o el sonido del ruiseñor
pero este sueño malo
llevaba en su corazón.
Se dio cuenta que aquel río
con alegría lo miró
y como un espejo
a él le pareció.
Tumbo selva para hacer camino
y el ruiseñor se murió
ya el río estaba triste
y su canto desapareció.
Nunca más se escuchó
ese cristalino corazón
porque el hombre
algo malo inventó.
Su cauce fue desviado
en hidroeléctrica lo volvió
este río sus aguas
oscuras convirtió.
Sus hijos los peces
se murieron de dolor
y aquella selva sana
perdió su color
tal vez por destino
aquel río se marchito.
Por:
Ana María Restrepo
Lic en humanidades y lengua castellana
Guía del Museo de Arte Religioso