4. Pero no todos tienen las mismas energías para vencerse y mortificarse. Si embargo, un hombre diligente y celoso, aunque tenga pasiones muy violentas, será más valiente para el progreso que otro de mejores inclinaciones naturales pero menos entusiasta para las virtudes.

Dos cosas, en modo particular, contribuyen mucho a enmendarse: el hacerse violencia para alejarse del mal hacia el cual cada uno es arrastrado por su naturaleza corrompida y la incondicionada perseverancia en conseguir aquella virtud que más hace falta.

Trabaja también para evitar y vencer aquellos defectos que con mayor frecuencia te disgustan ver en los demás.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.