2. De mí sacan agua viva, como de fuente generosa, el pequeño y el grande, el pobre y el rico, y los que me sirven desinteresada y libremente recibirán gracia tras gracia.

Pero el que quiere buscar su gloria fuera de mí, o deleitarse en algún bien terrenal, no será confirmado en la verdadera alegría ni tedrá gozo en su corazón porque padecerá míltiples obstáculos y angustias.

Por este motivo no debes gloriarte de ninguna obra buena, ni atribuir las virtudes a ninguna persona, sino referirlo todo a Dios, sin el cual nada tiene el hombre.

Yo lo di todo y todo quiero que me sea devuelto y, con todo rigor, exijo que se me den las debidas gracias.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.