3. Hay algunos que, dejándose llevar por el sentimiento, se vuelcan más hacia unos santos que a otros. Esta es una inclinación humana, más que divina. Yo soy el creador de todos lo santos; yo les di la gracia, yo los llevé a la gloria. Yo conozco los méritos de cada uno y yo me anticipé a ellos con las bendiciones de mi amor (Sal. 20, 4).

He conocido a mis amados antes de los siglos y los he elegido del mundo y no fueron ellos los que me eligieron a mí (Jn. 15, 16. 19).

Los he llamado con mi gracia y atraído con mi misericordia y los he llevado a través de muchas tentaciones. Les infundí consuelos admirables, les di la perseverancia y coroné su paciencia.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.