Este año el Día de la Tierra no es un día normal. La humanidad ha podido ver como el planeta le habla rogando un cambio sustancial en los modos de vivir y habitar.

La pandemia del Coronavirus dejó al descubierto el inmenso daño que los seres humanos están provocando a los recursos naturales. Permanecer en la casa, ha permitido que poco a poco los animales retornen a los lugares que siempre les ha pertenecido; además de la regeneración de los ecosistemas intervenidos por el hombre. De seguir como antes, los días de la humanidad sobre la tierra estarán contados.

El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas).

De acuerdo con PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales. Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental.

El impacto visible y positivo del virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire, el avistamiento de animales o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, son señales que deben motivar a las personas a cambiar.

Todavía es posible corregir el camino. Hoy más que nunca, en este Día Internacional de la Madre Tierra, se necesita un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta.