6. En las fiestas más solemnes es útil renovar los ejercicios de piedad e implorar con mayor fervor la intercesión de los santos. Nuestras buenas resoluciones deben durar de una solemnidad a otra, como si durante este tiempo tuviésemos que salir de este mundo y llegar a la eterna festividad. Por eso en los tiempos sagrados debemos prepararnos cuidadosamente, vivir con mayor devoción, cumplir más estrictamente nuestras obligaciones como si estuviéramos cercanos a recibir de Dios el premio de nuestras fatigas.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.